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Tres años después, Mournho y Guardiola vuelven a enfrentarse, esta vez en Inglaterra. FOTO GETTY IMAGES

Clásica rivalidad

Dos viejos rivales vuelven a verse las caras. Manchester United y Manchester City se enfrentan en un apasionante derbi en el que sus técnicos, Mourinho y Guardiola, se llevan los reflectores. Y aunque era inevitable, ¿será esta rivalidad lo más importante?

Escribe: José Rubén Yerén

Twitter: @jryeren

Publicado: 2016-09-09

Aunque la pelota todavía no rueda, el derbi de Manchester ya empezó a jugarse. Y para sus hinchas va 1-1. Golpeó primero el City, anunciando en febrero la llegada de Josep Guardiola. Los efectos emocionales de tamaño fichaje fueron enormes: en los hinchas, ilusión; en el equipo –que aún conducía Manuel Pellegrini– un shock paralizante; y en la vereda de enfrente, motivación.  

El United, que acumula temporadas deambulando por las canchas sin más rasgo reconocible que su histórico escudo, respondería al sonoro golpe en la mesa de su vecino con un fichaje de igual resonancia. En mayo anunciaría la contratación de José Mourinho, para muchos el antídoto al preciosista juego de posición de Pep. Empates.

Mou como antídoto. Pep como motivación. Esta historia, de supuesta enemistad y muchos capítulos, quizá tenga su origen en la semifinal de Champions de 2010 cuando el Inter de Mourinho eliminó al Barça de Guardiola en el Camp Nou. Quizá haya sido esa noche cuando Real Madrid –por esos años mal acostumbrado a caer eliminado en los octavos de final de la que siempre ha sido su competencia favorita– se convenció que el único entrenador capaz de terminar con la supremacía blaugrana de entonces era el portugués. A él se encomendó. El desenlace ya es conocido.


Zlatan Ibrahimovic, veteranía, liderazgo y goles al servicio del Manchester United. FOTO EPA

Difícil asegurar si, al igual que aquel Madrid, el United considera al luso como su salvador, o si ve en él un real proyecto para reverdercer viejas épocas. Como fuese, ese as bajo la manga soltado en los despachos de Old Trafford nos ha traído un escenario formidable. Pero no por morbo. Mou fue el único que logró sacar de sus casillas a Pep, sí; pero es también quien ha sacado lo mejor del extécnico del Barcelona y Bayern Múnich.

La exigencia que se autoimpone Guardiola para triunfar con su idea, algo que también hace Mourinho, no hace sino enriquecerlos a ambos. Y con ellos, a la Premier y al fútbol en general. Es esto lo que no deberíamos perder de vista este sábado.

Seguramente Pep y Mou se llevarán gran parte de los reflectores. Y quizá hasta sea entendible. Más allá de los resultados entre ambos técnicos (7 triunfos para Pep, 3 para Mou y 6 empates), esos feroces Barça vs. Madrid dejaron enormes lecciones tácticas, sabrosas batallas dialécticas –todos recordamos lo de “el puto amo”– y al mundo futbolero dividido en dos: pragmáticos y románticos.

Ese duelo de estilos fue tan intenso y su legado filosófico tan polarizador que gran parte del planeta fútbol ha soñado con el To be continued. Ya llegó. Tres años después de su último enfrentamiento –Supercopa de 2013 entre Bayern Munich y Chelsea– los que para muchos siguen siendo los dos mejores entrenadores del mundo vuelven a verse las caras. Otra vez en un clásico. Pero esta vez en una ciudad ya dividida antes de que lleguen.

Raheem Sterling, de buen inicio de temporada, anotando un gol ante West Ham. FOTO REUTERS

Muchos buscarán algo inusual en el saludo previo al partido, algunos se levantarán de sus asientos –en el estadio y también en muchas salas frente a la tele– cada vez que se aproximen, expectantes ante cualquier gesto duro o mirada cómplice. Sí, hay morbo. Pero es hacia el campo de juego donde deberíamos apuntar los flashes. Quizá así notemos la notable tarea que les espera a ambos.  

A Pep, la difícil misión de adaptar su atractivo fútbol control a una liga vertiginosa y agigantar –a base de darle identidad– a un City al que le sobra dinero, pero le falta pasión para conquistar Europa. A Mou, por su parte, el complicado reto de lograr adhesión a una propuesta que exige vestir de overol a quienes prefieren frac, y reacostumbrar al éxito a un club que vive a la sombra de Alex Ferguson, Sir y prócer a la vez.

Lo más probable es que notemos también lo bien que interpretan sus respectivos equipos, aun con poco tiempo de rodaje, las formas en que cada uno siente el fútbol: el placer de llegar a la meta, uno; el disfrute del camino, el otro. Así, mientras el United vuelve a demoler e inspirar respeto, el City empieza a encontrar algo más que solo triunfos. Seguramente notaremos también lo mucho que aportan. Porque, gustos al margen, Mourinho es más que un antídoto. Y Guardiola no quiere la pelota solo para divertirse.

Habrá que ver, entonces, cómo se atacan, cómo se contrarrestan. Qué hace Pep para lograr superioridades en el mediocampo o qué hace Mou para cortar circuitos; qué tanta preponderancia tendrá Stones para iniciar el juego o qué tan cerca de Mata (o de Blind) se moverá Fellaini; si Zabaleta seguirá apareciendo como interior o si Bally tendrá en Iheanacho a un oponente más incómodo que Agüero.

Sí, Guardiola y Mourinho son dos grandes técnicos. Pero hay mucho más que ver dentro del campo que afuera. Disfrutar y aprender, de eso se trata. El fútbol de hoy necesita rivalidades, pero también juego.


Escrito por

José Rubén Yerén

Comunicador, cinéfilo, viajero comodón y defensor del fútbol de ataque.


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