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Luis Manuel Seijas ejecuta el ya famoso penal durante el Argentina-Venezuela de cuartos de final de la Copa América.  (FOTO: GETTY IMAGES)

¿Genio o tonto?

El 20 de junio de 1976, el checo Antonin Panenka inventaba una llamativa manera de patear un penal, estilo que sería imitado por muchos futbolistas en el mundo. Cuarenta años después, Luis Manuel Seijas lo acaba de intentar en la Copa América. Y falló. ¿Lo hace eso un irresponsable? ¿Y si acertaba?

Publicado: 2016-06-20

Cuando Luis Manuel Seijas se paró frente a la pelota para lanzar el penal que podía darle el descuento a Venezuela –perdía 2-0 ante Argentina– tenía frente a sí algo más que la figura enorme de Sergio Romero. Una legión de críticos que nunca se equivocan e hinchas que son certeros ejecutores de penales esperaba conocer el destino de la pelota para definir su postura. Sí, al final: es muy riesgoso hacerlo antes. El desenlace lo sabemos. Chiquito no eligió derecha ni izquierda. Esperó y acertó. Tampoco ellos eligieron. Esperaron y, claro, también acertaron. 

Los calificativos que se ganó el venezolano por la forma de patear –y errar– el penal han sido tan estruendosos como los calificativos que se ganan quienes aciertan. ¿Coherencia? Ninguna. Porque el método es el mismo: el Panenka. Cambia la opinión del crítico y el hincha dependiendo de si la pelota entró o no. Si es gol, el pateador es un genio, con mucho carácter y sangre fría. Si, por el contrario, la pelota no entra, el ejecutor es un irresponsable, irrespetuoso y poco solidario con los compañeros.

Se opina con el resultado puesto. Y se entiende: nadar contracorriente es de locos. Es más fácil dejarse llevar, sumarse a la caravana. Los mismos que hoy critican a Seijas alababan su desparpajo por realizar la misma acción en la final de la Copa Sudamericana 2015 (jugando por Independiente Santa Fe ante Huracán). Porque fue gol, claro. ¿Y si fallaba aquella vez? ¿Hubiese sido lo irresponsable que es hoy?

No era aconsejable por la instancia, se justifican algunos. Suponemos entonces que están permitidas las irreverencias en la fecha 2 pero no en la última. ¿Hay instancias mejores que otras? ¿O hay miedo? Hay que patear fuerte, argumentan. Y cuando –ocurre también– los futbolistas fallan al querer reventar el arco, se acuerdan que hay que colocarla a un lado del arquero. Lo dicho: nunca pierden.

Hasta donde se sabe, la jugada la inventó el checo Antonin Panenka en ¡la final! de la Eurocopa de 1976 entre Checoslovaquia y Alemania. Y con ese gol salieron campeones. ¿Habrá una mejor instancia que esa? Recordemos que Alexis Sánchez anotó así el penal que le dio a Chile su primera Copa América ante Argentina. ¿Hubiese sido un irrespetuoso si lo fallaba?

Antonin Panenka bate al alemán Sepp Maier y le da a Checoslovaquia el título de la Eurocopa 76. (FOTO: LAVANGUARDIA.COM)

Sergio Ramos, Abreu y Zidane son otros ejemplos de futbolistas convertidos en héroes por tener la personalidad de patear un penal así. Jackson Martínez, Andrea Pirlo y Francesco Totti, en cambio, tienen su mancha negra por tener la inconsciencia de hacer lo mismo.

Hay que tener carácter para pedir la pelota y patear un penal. Y hay que tenerlo también para patearlo así. Si hasta ahí, todos coincidimos, ¿por qué entonces un futbolista pasa a ser casi un tonto solo porque la pelota no entró? ¿Dejó de tener carácter?

La personalidad de un futbolista la determina su convicción para –entre otras cosas– atreverse a hacer cosas diferentes, y no las consecuencias de esos actos. Juzgarlo por eso, por el resultado, es facilista. E injusto. Es como reprender al hijo que, con todo el entusiasmo y buena voluntad, viene a servirnos el desayuno a la cama y derrama el café. “Establecemos las causas cuando ya conocemos los efectos”, dice Juan Manuel Lillo.

“Lo mío no fue un acto de rebeldía sino de diversión”, dijo en su momento Panenka a propósito de esa mítica jugada que hoy cumple 40 años. “Siempre concebí el fútbol como un espectáculo para los espectadores”, remataba el checo en entrevista concedida hace algún tiempo a la muy buena revista española que lleva su nombre. Diversión y fútbol: qué reñidas andan últimamente estas palabras. Y pensar que esto nació como un juego.

En un deporte donde hay cada vez menos espacio para lo diferente, jugadas como esa nos recuerdan que el fútbol aún puede ser bello. Y sorprendente. Pero lejos de disfrutarlas, las sufrimos. Basta con ver lo ofendidos que se sienten algunos jugadores, hinchas y periodistas cuando se lanzan tacos, sombreros y huachas. Se escuchan y leen casi los mismos calificativos que recibió Seijas.

Sigue pateando así, no tengas miedo, Luis Manuel. El fútbol necesita emociones. Y riesgos. Total, donde quiera que la pongas, ellos no perderán. A diferencia de los arqueros, hay quienes no necesitan leer papelitos ni revisar videos; no eligen ni derecha, ni izquierda. Pero aciertan siempre. Es lo bueno de acomodarse según sople el viento. O donde termine la pelota.


Escrito por

José Rubén Yerén

Comunicador, cinéfilo, viajero comodón y defensor del fútbol de ataque.


Publicado en

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