Por José Rubén Yerén
Twitter: @jryeren.
Mayo de 2005: Estambul, Liverpool, MiIan... y Steven Gerrard. ¿Recuerdas una de las finales de Champions más emocionantes de la historia? El último héroe de esa hazaña deja su casa.
Pocos como tú, Steven. Pocos futbolistas tan simples y a la vez tan buenos y determinantes: la precisión rigurosa para entregar pelotas como si de envíos Fedex se tratase, las zancadas endemoniadas haciendo honor al jugador “box to box” que tan de moda está ahora o los golazos que, así fuesen penales, tiros libres o esos obuses que sacuden redes, espectadores y relatores – encantadores esos ¡Oohh, my…! con que se sacudían de la flema inglesa -, siguen siendo pases a la red.
Pocos, además, simbolizan como tú los valores de este juego: liderazgo, solidaridad, lealtad y amor a unos colores; en este caso, el rojo. Siempre fuiste y serás un Red. Hasta el cliché de “cumplí el sueño de chico” te queda pequeño. Fuiste todo en el Liverpool. Y Liverpool, lo sabemos, es todo para ti.
- LOS INICIOS
De niño peloteabas por Merseyside jugando a ser Ian Rush, goleador del último Liverpool campeón (1990). A los siete años ya formabas parte de The Kop, la feligresía roja que abarrota Anfield Road para entonarles a los suyos el conmovedor himno del club, el famoso You’ll never walk alone.
Noventa y seis de los tuyos morirían en la tragedia de Hillsborough en 1989, entre ellos tu primo John-Paul Gillhooley, de 10 años, con quien compartías calle, tribuna y el sueño de jugar en Anfield. Por él, pero sobre todo por ti, fue que prometiste llegar.
Y llegaste. A los 18 años Anfield te vería jugar tu primer partido vestido con la camiseta que tanto amas. Desde ese 29 de noviembre de 1998, triunfo ante Blackburn Rovers (2-0), nada volvería a ser igual. Diecisiete años, 695 partidos y 180 goles después, ya eres leyenda. No tanto por talento o vistosidad (tu escuela tiene más de Kroos que de Pirlo) ni por títulos conseguidos (diez, aunque ninguna Premier League), sino por esa fidelidad al club, al que, como buen profesional, lideras en esa incesante búsqueda del triunfo, y defiendes con el corazón de amateur.
- HÉROE DE LEYENDA
Todo equipo necesita un Gerrard, Steven. Lo sabes tú y lo saben los millones de hinchas que fueron testigos de tu graduación en Turquía. Esa noche del 25 de mayo de 2005 tu equipo perdía la final de Champions ante el Milan. Un gol de Maldini y dos de Crespo habían puesto a ti y a los tuyos en la lona. El 0-3 olía a sentencia.
No es difícil imaginar lo que, abrazados antes de empezar el segundo tiempo y mirándose a la cara, les dijiste a tus compañeros. Tres goles en seis minutos convertirían en posible lo imposible: 3-3. Los penales terminarían de consumar una de las mayores gestas en la historia del fútbol.
‘El milagro de Estambul’, como se le conoce a esa, la mejor final en la historia de la Champions, marcaría un hito para ti. Se recuerda tu gol, claro, el primero, el del impulso para soñar; también la corajuda jugada que derivó en el penal que luego Xabi Alonso convertiría en el empate; pero fue, sin duda, el aplomo con que sostuviste a tu equipo y la determinación con la que lo guiaste a la remontada lo que terminaría por convertirte en leyenda red. For ever.
La hazaña del Liverpool en la Champions 2005 (de fondo, el ‘You’ll never walk alone’).
El brazalete que portas desde los 23 años te identifica como el capitán, aunque tú y el mundo saben que tus galones son los de General. Sí, Steven, todo equipo necesita uno como tú: líder, valiente. Y leal. En un escenario donde los futbolistas van y vienen al vertiginoso ritmo del libre mercado, siempre es saludable encontrar jugadores hechos en casa. Rechazaste ofertas del Madrid, Inter y Chelsea. Siempre elegiste quedarte. Hasta hoy. Diecisiete temporadas después, nos dices que te vas. Quién sabe y hubiese sido mejor retirarte en tu casa.
Igual, no hay nada que reprocharle a jugadores como tú. Ni siquiera el no haber ganado la Premier. ¡Qué cerca estuviste la última vez, Steven! Entre Rodgers, Suárez y tú llevaron a tu Liverpool a soñar con ese título que se les resiste hace 25 años. Tu inoportuno resbalón ante Chelsea rompería el sueño. Igual, no pasa nada; el recuerdo de ese equipo alegre y ofensivo perdura en los hinchas del fútbol. Ganar no es todo, lo sabes.
El fin de la ilusión del ansiado título en la Premier League 2013 -2014
- EL ADIÓS DE UN MITO
“Corten mis venas y saldrá sangre color rojo Liverpool”, escribiste en tu biografía. Hay amor en el fútbol, claro que sí. Esos futbolistas químicamente puros y la inigualable comunión con el hincha son, entre otros elementos, los que hacen del fútbol el hermoso deporte que nos regala historias como esta. La del chiquillo hincha que se convirtió en el futbolista ídolo.
Ese hombre, hoy de 34 años, se va de casa. Nos quedan algunos meses hasta ese 24 de mayo, cuando vestirás por última vez la camiseta que tanto amas. Una semana antes te despedirás de tu gente, en Anfield Road, jugando ante Crystal Palace. Tu afición se prepara para la que debe ser una de las despedidas más tristes en la historia del fútbol. Seguramente llorarás, Steven. Es inevitable. Lo que nunca harás es caminar solo. El fútbol y el amor de tu gente te acompañarán siempre.
Sigue caminando, Steven, sigue caminando con esperanza en tu corazón. Tú nunca caminarás solo.